Jimma, primera Escuela de Medicina fundada por Cuba en el cuerno africano

HISTÓRICO
ARTÍCULO DE REVISIÓN

 

Jimma, primera Escuela de Medicina fundada por Cuba en el cuerno africano

 

Jimma, the first Medical School founded by Cuba in the African horn

 

 

Miguel Alfonso Álvarez Fornaris, Estela Morales Peralta, Fidel Cathcart Roca 

Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. La Habana, Cuba.

 

 


RESUMEN

Introducción: Un rasgo distintivo de la Revolución cubana ha sido el internacionalismo, destacándose la ayuda en el campo de la salud y la formación de recursos humanos, aspecto que consideramos necesita ser más conocido.
Objetivo: Describir experiencias en la fundación de la primera Escuela de Medicina creada con personal cubano en el cuerno africano, en la localidad de Jimma, Etiopía en 1985.
Material y Métodos: Se realizó un trabajo histórico- descriptivo mediante revisión bibliográfica, entrevistas y correspondencia intercambiada entre los participantes y sus familiares.
Desarrollo: Etiopía, uno de los países más atrasados y pobres de África, disponía de dos escuelas de Medicina y alrededor de 400 médicos para una población de unos 40 millones de habitantes. Cuba colaboró con personal docente para fundar una tercera escuela y mejorar la formación de personal de salud, al tiempo que este se educara en los principios de nuestra Medicina. Como rasgo distintivo, el programa debió adaptarse al que se usaba en ese país, las clases eran en idioma inglés y los alumnos fueron sometidos a un examen externo al finalizar cada curso. El primer grupo de docentes se mantuvo más de 31 meses, durante los que impartieron clases a más de 200 estudiantes, en dos cursos sucesivos. En 1990, se graduaron los primeros 67 médicos.
Conclusiones: La Escuela de Medicina fundada por Cuba en Jimma, Etiopía, constituye un hito importante en nuestra historia de ayuda internacionalista de la salud y la educación.

Palabras claves: Historia, Internacionalismo, Docencia Médica, Escuela de Medicina, Jimma, Etiopía, cuerno africano.


ABSTRACT

Introduction:  Internationalism has been a distinctive feature of the Cuban Revolution, highlighting the international aid in health care and the formation of human resources, issue that we consider should be better known.
Objective: To describe some experiences in the foundation of the first Medical School created with Cuban medical personnel in the African horn, in the town of Jimma, Ethiopia in 1985.
Material and Methods: A historical-descriptive study was conducted.  It was based on bibliographic reviews, interviews, and an exchange of correspondence between the participants and their relatives.
Development: Ethiopia, one of the most underdeveloped and poor countries in Africa, had two Medical Schools and around 400 doctors for a population of about 40 million inhabitants. Cuba collaborated with the facilitation of a teaching staff for the foundation of a third school and the improvement of the training of health care personnel.  The education was based on the ethical foundations of our Medicine. As a distinctive feature, the curriculum had to be adapted to the one which was used in that country.  The classes were taught in English and the students were subjected to an external examination at the end of each course. The first group of teachers stayed there for more than 31 months, and taught more than 200 students, in two consecutive courses. The first 67 doctors graduated In 1990.
Conclusions: The Medical School founded by Cuba in Jimma, Ethiopia, constitutes an important milestone in our history of Cuban internationalist aid in health care and education.

Keywords: History, Internationalism, Medical Teaching, Medical School, Jimma, Ethiopia, African Horn.


 

INTRODUCCIÓN

En su icónico libro Pasajes de la guerra revolucionariel, Che advertía sobre la necesidad de conservar los hechos históricos obtenidos de los protagonistas de eventos fundamentales, como lo fue la guerra revolucionaria que culminó con el derrocamiento de la tiranía batistiana y apuntaba:

Desde hace tiempo estábamos pensando en cómo hacer una historia de nuestra Revolución que englobara todos sus múltiples aspectos y facetas; muchas veces los jefes de la misma manifestaran -privada o públicamente- sus deseos de hacer esta historia, pero los trabajos son múltiples, van pasando los años y el recuerdo de la lucha insurreccional se va disolviendo en el pasado sin que se fijen claramente los hechos que ya pertenecen, incluso; a la historia de América"1

Sin pretender comparar esa gesta libertaria con las misiones internacionalistas, que comenzaron recién alcanzado el triunfo de 1959, hay consenso de que las misiones civiles, especialmente en el campo de la salud, han sido un elemento importante en la manifestación del internacionalismo proletario; que hoy sirve de referente mundial como muestra de la generosidad, altruismo, solidaridad y desprendimiento de los cientos de miles de trabajadores de la salud que han salvado millones de vidas en decenas de países generalmente muy pobres. En particular, el impacto de la formación de personal de salud en esos países no ha sido muy estudiado, ni divulgado. Con el presente trabajo se pretende continuar esta línea emprendida por los autores, quienes trabajaron en la segunda escuela, fundada por Cuba en el cuerno africano,2,3 al tiempo que estimular a otros protagonistas a seguirla con sus experiencias personales de modo que las presentes y futuras generaciones conozcan mejor, y con más detalles, los resultados del trabajo de miles de profesionales quienes han dejado su país, su familia para ayudar a los necesitados del mundo.

 

OBJETIVO

El objetivo de este trabajo es describir experiencias en la fundación de la primera Escuela de Medicina creada con personal cubano en el cuerno africano, en la localidad de Jimma, Etiopía, en 1985.

 

MATERIAL Y MÉTODO

Se realizó un trabajo histórico-descriptivo a través de la revisión de las bases de datos bibliográficas Cumed y PubMed. Se utilizó como palabras claves: Historia. Internacionalismo. Docencia Médica, Jimma y Etiopía. Se efectuaron entrevistas no estructuradas a participantes de esta experiencia y fueron consultadas correspondencias intercambiadas entre estos y sus familiares

 

DESARROLLO

Antecedentes

La primera experiencia en la fundación de Escuelas de Medicina en el exterior, como gesto de ayuda internacionalista cubana, ocurrió en la República Democrática de Yemen, en 1975, y ha sido quizás la más documentada de estas misiones.4-8 A esta, siguieron las de Guyana, Guinea Bissau y Etiopía. Este último país, uno de los mayores y más poblados de África; era también uno de los más pobres y con pésimos indicadores de salud; contaba en 1985 con una población de unos 40 millones de habitantes, con poco más de 400 médicos. y dos Escuelas de Medicina: una, en Addis Abeba, la capital, fundada por los ingleses unos 30 años antes (Black Lion), y otra en Gondar, creada con ayuda alemana, en 1954. La presencia de estas dos instituciones, para la formación de médicos en Etiopía, requirió la necesidad de implantar un plan de estudios equivalente al vigente en ese país, mientras en el resto de las misiones docentes mencionadas se aplicó el plan de estudios vigente en Cuba.

En Jimma, localidad ubicada a unos 400 kilómetros al sur de la capital de Etiopía, fue fundado, en 1983, el Jimma Institute of Health Sciences (JIHS). Desde su inauguración, se comenzó a impartir docencia a estudiantes etíopes por un grupo de profesores de enfermería cubanos,9 dirigido por la Lic. María Fenton Tait.

En este año, una avanzada de profesores de Medicina, integrada por Ibrahim Rodríguez Cabrales (Cirugía, Jefe del grupo docente), Orietta Portuondo Alacán (Pediatría), Gabriel Perdomo González (Medicina Interna), y Guillermo Sixto Bustelo (Ginecobstetricia); formaron dos grupos sucesivos de ocho internos cubanos desde noviembre de 1983 a septiembre de 1985. Con ello se fue creando un ambiente de docencia médica superior en aquellos predios, que continuó en 1986 con la llegada de ocho internos etíopes, quienes habían estudiado su carrera en Santiago de Cuba, y siguió luego con otras hornadas de internos cubanos que mantuvieron una tradición docente, al tiempo que ayudaron al entrenamiento de los estudiantes etíopes cuando comenzaban a cursar sus años de asignaturas clínicas.

En 1983, una comisión del MINSAP, presidida por el profesor Washington Rosell Puig, visitó Jimma, para valorar las condiciones para crear una Escuela de Medicina. En ese año, fueron seleccionados los profesores que integrarían el primer claustro, a impartir las asignaturas básicas de la carrera de Medicina. Estos fueron: Julio A. Rodríguez Ballesté (Histología, responsable del grupo docente), Armando Alonso Frade (Anatomía), Rafael Jiménez García (Embriología), Rolando Duboé Vidaud (Bioquímica), Fidel Cathcart Roca (Bioestadística) y Miguel Alfonso Álvarez Fornaris (Fisiología). Se estimuló en ellos el estudio del idioma inglés, lengua en la que se debía impartir la docencia y realizar todas las comunicaciones, por ser el idioma oficial en el ambiente académico etíope.

Comienzo de las actividades

A principios de 1985, los profesores seleccionados viajaron a Etiopía, salieron para ese país el 3 de marzo; pero al llegar, no estaban las condiciones para iniciar la docencia de la carrera de Medicina; pues el primer grupo de alumnos se encontraba todavía cursando el premédico, donde estudiaban una serie de asignaturas necesarias para el comienzo de los estudios de Medicina. Los docentes se dedicaron a preparar las condiciones para el inicio, prácticamente sin tener referencia alguna sobre el desarrollo de la docencia médica en el resto del país; así como familiarizarse con un medio tan diferente.

De acuerdo con las orientaciones recibidas del Dr. Teklesion Woldemarian, rector del JIHS, la carrera incluiría cinco cursos, luego del premédico. De ellos, uno de Ciencias Básicas, otro de asignaturas paraclínicas, dos de clínicas y uno de internado.  Cada curso, debía durar alrededor de 10 meses. Las instalaciones iniciales fueron las barracas que había usado el ejército de ocupación italiano en los años 30 del siglo xx en Jimma. Mientras, se comenzó a construir el grupo de edificaciones que conformarían el campus universitario, junto con el hospital regional de unas 100 camas.

Así, los profesores se dedicaron en esta primera etapa a preparar el plan de estudios, guiándose por el oficial seguido en Etiopía, y confeccionar los programas que seguirían las asignaturas, siempre en el espíritu del sistema de salud cubano. Una particularidad que difería del entonces plan de estudios vigente en Cuba, fue que las ciencias morfológicas (Anatomía, Histología e Embriología) se impartían allí como una sola asignatura: Morfología, lo que implicaba la coordinación entre los tres profesores que se encontraban de las disciplinas morfológicas.

Para apoyar el trabajo docente en el idioma inglés, se incorporó al traductor de la Brigada (inicialmente, José Rubio) a las labores de la asignatura Anatomía. Ello requirió reordenar los contenidos temáticos, de forma que los correspondientes a sistema nervioso quedaran para el final del curso, y diera más tiempo a su preparación.

Esta primera etapa organizativa concluyó en julio, cuando se acordó otorgarles unas primeras vacaciones a los profesores en Cuba hasta septiembre. Esto permitió coordinar la programación de la docencia con el período de descanso de los profesores.

Al regreso a Etiopía, se incorporaron, al grupo de docentes cubanos, graduados universitarios etíopes, asignados como contrapartes, para comenzar su entrenamiento a fin de que en el futuro integraran el claustro del JIHS.

Desde Cuba, se llevó material de apoyo, en especial láminas histoembriológicas y diapositivas de figuras en textos a utilizar para las clases. La bibliografía de que disponían los estudiantes la suministraba la parte etíope y, aunque actualizada, era en general insuficiente para el elevado número de estudiantes (inicialmente, 106), matrícula equivalente a la de los años iniciales en las otras dos facultades de ese país, con más condiciones y claustro.

Así, en noviembre de 1985 comenzó la impartición de la docencia, organizada en conferencias y actividades evaluadas, las que eran controladas rigurosamente para tener una valoración del progreso de los estudiantes. En general, después de vencido cada sistema, se realizaba una evaluación parcial, la que sumada al acumulado de los estudiantes en las actividades frecuentes, permitían una valoración objetiva de la situación individual de los mismos. Se realizó un examen final, lo que sirvió para conformar la nota conclusiva de los estudiantes. Era estimulante ver la dedicación con que los alumnos estudiaban y aunque apocados, en el transcurso de las actividades frecuentes fueron desarrollando su capacidad de expresión y comunicación, así como a defender sus puntos de vista con argumentaciones científicas. En ocasiones, la defensa era obcecada, a tono con la idiosincrasia del pueblo etíope.

En enero de 1986, arribaron cuatro auxiliares técnicos docentes (ATD) para ayudar en la docencia, en especial en las prácticas: Xiomara Tolón Moreno (Histología y Embriología), Regla Rodríguez Pedro (Anatomía), Ortelio Alfonso (Bioquímica) y Ernesto Domínguez Hernandez (Fisiología). Se enfatizó en realizar una detallada enseñanza práctica, se realizaron incluso más actividades que en Cuba, algunas realmente novedosas, que contribuyeron al mejor desarrollo de los estudiantes y a la vinculación de la teoría con la práctica.

Cerca de la conclusión del primer curso, se informó por el rector que habría un examen externo, dirigido por profesores de la Universidad Black Lion, lo cual no estaba planificado. Al inicio, se dijo que el acumulado total de los estudiantes tendría un valor de 70% y el resultado del examen externo 30%, así como que los examinadores externos no podrían decidir la permanencia o no de los alumnos. Luego ese criterio cambió, y se les otorgó a dichos examinadores la facultad de decidir si un estudiante pasaba de año o no. La forma de examinar fue otro inconveniente: el examen era oral y a los estudiantes no se les daba oportunidad de preparar las respuestas, pudiendo preguntarles de cualquier tópico de la asignatura en cuestión. Por supuesto, se comunicó el desacuerdo con tal método, pero aun así, fue impuesto.

No obstante, los resultados -tanto de los índices acumulativos, como de los exámenes externos- fueron favorables al compararlos con los de las otras facultades del país e incluso los examinadores valoraron altamente la calidad de los educandos. Eso llenó de satisfacción al claustro de profesores cubanos, como es de suponer.

Finalizado este primer curso, los profesores cubanos disfrutaron de las segundas vacaciones entre septiembre y octubre de 1986. Finalizado este período, se reintegraron a comenzar el segundo curso, que transcurrió aproximadamente con las mismas condiciones que el primero, pero con la experiencia de casi 2 años en aquellas tierras. Los que terminaron el primer curso, comenzaron las asignaturas paraclínicas en su segundo año académico, con buen desempeño también, por la buena base adquirida. El segundo curso del primer año de la carrera finalizó en septiembre de 1987, igualmente a través de un examen externo, con mejores resultados que el anterior. En agosto de 1987, se realizó por primera vez una ceremonia solemne de graduación del cuarto grupo de ocho internos que cursó su internado en el JIHS (Figura 1).  

 

Otras actividades docentes

En 1985, el JIHS amplió sus actividades hacia la formación de técnicos de la salud. En algunas de las disciplinas de los planes de estudios, el grupo de docentes cubanos impartió clases a estudiantes de Farmacia, Laboratorio y Asistentes de Salud, y participaron luego en su graduación, que se realizó con toga y birrete; práctica desconocida por los más jóvenes docentes cubanos. (Figura 2).

Asimismo y paralelamente a su labor, los docentes cubanos continuaron la preparación de las contrapartes designadas, a las cuales se les fueron ordenando de manera progresiva más actividades metodológicas y académicas, con lo que ganaron en independencia.

Otras actividades de la brigada

Al coexistir con un grupo asistencial, los profesores realizaron todas las actividades orientadas y algunas por iniciativa propia, sobre todo, preparación militar (el país se encontraba en guerra), desarrollo de la emulación socialista, actividades deportivas y culturales, preparación política y actividades de extensión con la comunidad, principalmente los niños. Todas las fechas patrias eran recordadas y se hacían celebraciones en las más significativas, con la participación de trabajadores y dirigentes del país.

En una ocasión, se recibió la visita de importantes grupos culturales cubanos de gira por Etiopía, así como la del Dr. Sergio del Valle, miembro del Buró Político,  Jorge Risquet Valdés, miembro del Secretariado, así como algunos funcionarios del MINSAP. Al primer grupo, al tener casi 22 meses de misión, al comienzo del segundo curso, el compañero Risquet les impuso la Medalla de Trabajador Internacionalista el 29 de diciembre de 1986, junto a otros colaboradores que concluían la misión. (Figura 3).

Muchas de las actividades realizadas eran divulgadas por el corresponsal voluntario de la brigada, y aparecieron en el periódico Granma Internacionalista.

Luego de más de 31 meses de misión y tras haber tras haber cumplido los objetivos de nuestra colaboración en esa hermana nación, este grupo docente regresó definitivamente a la patria en octubre de 1987.

Después se conoció que, del primer grupo de 1985, se graduaron inicialmente 67 como doctores en Medicina en 1990,9 y se incorporaron a trabajar en su país, en medio de una difícil situación política que concluyó con el derrocamiento del gobierno dirigido por Mengistu Haile Mariam, lo que debilitó la colaboración cubana en esa esfera, pero la semilla sembrada por el grupo de profesores cubanos germinó y ha seguido dando frutos, con la participación de docentes que se ayudó a entrenar.

 

CONCLUSIONES

Gracias a la ayuda internacionalista cubana, Etiopía pudo disponer de una tercera Escuela de Medicina que la ayudó a formar el personal de salud que necesitaba y necesita. Esta fue además la tercera Escuela de Medicina fundada por Cuba en otros países y la primera en el cuerno africano, aunque siguió el plan de estudios vigente en ese país, estaba orientada a la formación de profesionales con amplio sentido humanista y volcada hacia la comunidad, a diferencia de las otras dos escuelas del país. El desarrollarse la enseñanza en idioma inglés y concluir las asignaturas con exámenes externos, constituyó un reto adicional para el grupo de docentes que se enfrentaban a esta tarea inédita.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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9.  The 1990 graduation bulletin of Jimma Institute of Health Sciences, Edición Ligera. Jimma, Etiopía: 1990.

 

 

Recibido: 15 de noviembre de 2017.
Aprobado: 19 de febrero de 2018.

 

 

Miguel Alfonso Álvarez Fornaris. Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. La Habana, Cuba.
Correo electrónico: fornaris@infomed.sld.cu



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