Nuevo enfoque para viejos y actuales problemas sanitarios

La estrategia para el control de determinadas enfermedades infecciosas ha resultado satisfactoria en Cuba a través de las campañas de vacunación que ha librado a nuestro pueblo de trece enfermedades prevenibles. Cuba exhibe con orgullo ser el primer país sin transmisión vertical madre-hijo del VIH y la sífilis congénita, sin embargo, las enfermedades transmitidas por vectores no han tenido la misma suerte. Ejemplo de ello son las arbovirosis y la plaga del caracol gigante africano que a diario oímos y vemos por las campañas educativas en nuestros medios masivos de comunicación.

Sin dudas, existe un riesgo real para la salud de nuestro pueblo, pero la percepción de este riesgo es pobre y casi inexistente en la práctica porque se ha producido una infoxicación, término usado por los especialistas en comunicación social, indicador de que cuando hay un exceso de información, se produce una sobresaturación en el receptor que impide que el mensaje llegue a este y, por tanto, no causa el efecto deseado: al principio se recibe con indiferencia y, por último, resulta rechazado por la población.

Esta situación se produce así, a pesar de que nuestro pueblo tiene niveles de instrucción que lo sitúan entre los primeros países del mundo y comprende muy bien las amenazas que pudieran representar estos vectores para la salud humana.

Esto nos indica que tenemos que modificar la estrategia para resolver los problemas sanitarios especialmente estos a los que nos estamos refiriendo. Hay que usar un nuevo enfoque para ayudar a solucionar estos viejos problemas.

Todos sabemos que no se pueden resolver estas dificultades de salud a partir de una acción donde sean solo las autoridades sanitarias en su horario laboral las que tomen carta en el asunto. Sabemos que para controlar y luego, tal vez, erradicar estos vectores, se necesita la acción de toda la comunidad donde todos los actores converjan hacia un mismo objetivo. Pero esto evidentemente no se ha logrado hasta el momento porque las estadísticas que nos llegan no están acordes con los resultados realizados por las autoridades sanitarias de forma institucional.

Por ejemplo, el único lugar del mundo donde fue erradicado el caracol gigante africano ha sido en las Islas Galápagos, pertenecientes a Ecuador. Fue la acción de toda la población la que hizo posible, en breve tiempo, impedir que el caracol gigante se afianzara en esas islas; todos los habitantes contribuyeron a que fuese perseguido hasta con lanzallamas en las oquedades de los arrecifes y en los terrenos calcáreos donde se escondía como último reducto. Hoy Islas Galápagos es un sitio único en biodiversidad autóctona a nivel mundial donde esa misma diversidad constituye la principal fuente de divisas del país por el turismo que las visita para presenciar especies insólitas. Esto hace que la población del lugar tenga muy enraizado en su conciencia que si las especies autóctonas son amenazadas, sería el fin tanto cultural como económico para esos lugareños y, sobre todo, para su salud.

Este antecedente nos da una idea fehaciente de que es necesario entonces concientizar que el control, al menos de las enfermedades trasmitidas por vectores, tiene que ser una solución comunitaria.

Cuba siempre ha desarrollado una enorme iniciativa para lograr cambios en la conducta de la población y su movilización hacia tareas específicas. En nuestras condiciones actuales si no es posible lograr el control de estos vectores con la participación de todos, sí hay sectores de la población a los cuales hay que llegar por otras vías hasta ahora no exploradas suficientemente.

Muchos de nuestros jóvenes, incluidos muchos estudiantes de Ciencias Médicas, no oyen radio ni ven la televisión cubana; sin embargo, este es el sector poblacional capaz de reaccionar ante diversas campañas a través de las nuevas vías de comunicación como son las redes sociales.

Entonces hay que cambiar nuestro enfoque y hacer uso de las redes sociales para lograr la incorporación de toda la comunidad y resolver estos problemas que pueden ocasionar muertes, y que pueden ser evitables. Hasta tanto no involucremos a los usuarios de las redes sociales a emprender acciones para trasformar la realidad epidemiológica, no lograremos controlar estos vectores y reducir las enfermedades y muertes que provocan.

Las enfermedades que producen estos vectores tienen que ser visualizadas por la población general. Por ejemplo, en México en los años 80 del pasado siglo hubo cambios en la aceptación de las pruebas citológicas en el sector femenino para determinar precozmente el cáncer cérvico-uterino cuando famosas actrices y personalidades del cine y la TV declararon públicamente que padecían esta enfermedad y que la hubieran evitado con esa prueba. De inmediato, el gran público siguió la evolución de la enfermedad de estas mujeres hasta su deceso. Algo similar ocurrió con el cáncer de mama. E inclusive hicieron spots televisivos en los que graficaban explícitamente cómo un diagnóstico precoz hubiera evitado un desenlace fatal de la enfermedad.

Los cubanos no tenemos percepción real de riesgo, por lo que hay que usar los métodos que han sido exitosos en otras partes del mundo para concientizar a la población. ¿Acaso ustedes no conocen que a nuestro alrededor hay compañeros nuestros que evitan ser ingresados cuando le detectan un posible dengue? Y esto ¿qué se traduce a nivel comunitario? ¿No están exponiendo a su familia y a sus vecinos de contraer la enfermedad? ¿Y… qué ejemplo les damos a nuestros alumnos en formación?

Esta es una alerta dirigida especialmente a los decisores para que nos encaminemos, sin pérdida de tiempo, hacia estos innovadores enfoques para resolver viejos y actuales problemas sanitarios.

Historial:
  • » Recibido: 15/10/2019
  • » Aceptado: 24/10/2019
  • » Publicado : 02/12/2019


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